Corrían los años noventayúltimos del siglo pasado. Internet era algo que salía de vez en cuando en el telediario junto a los lanzamientos del Shuttle y los nuevos cócteles contra el Sida. A pesar de ello ya había empezado a crecer de forma exponencial el número de hogares donde sonaba regularmente la musiquilla del módem al conectarse. Apenas se había inventado el mp3 y apuntábamos en un papelito las direcciones de las páginas que nos gustaban y que encontrábamos con el yahoo!. Cada uno de los nuevos pioneros se lanzó a buscar información según sus intereses. Pero ya no era sólo que se hubiera inventado la prodigiosa máquina que todo lo sabe, además empezamos a sentir el calorcillo de descubrirnos acompañados en nuestras hasta entonces solitarias aficiones. ¿Y qué acción más solitaria que escuchar la radio? No digamos ya Radio 3... en las tiendas de zapatos prefieren sintonizar los 40, ¡aunque tengan publicidad!. Si la sintonizas en el trabajo tus compañeros te martirizan hasta que devuelves el dial a M80 o a Cadena Dial. Incluso entre tus amigos es difícil a veces encontrar el consenso necesario. El radiotresero así vivía Radio 3 en la soledad de su coche o de su cama o de su walkman.

Eso empezó a cambiar a principios de 1999, el día que un puñado de valientes empezaron a aventurarse en la recién creada página web de Radio 3, página modesta, pero heroicamente mantenida por su también solitario webmaster. La página, aparte de la parrilla y algunas direcciones de correo electrónico, contenía un foro y un chat. No los contenía literalmente, el foro estaba alojado en Melodysoft (de alguna forma consiguieron que los de melody les quitaran la publicidad) y el chat estaba en Alemania, concretamente en el lander de spinchat a donde llegaron huyendo también de la publicidad que los servicios gratuitos se empeñan en introducir. "La pizarra de Radio 3" y el "chat alemán" cobraban vida.

La cosa es que el ambiente reinante en aquellos dos lugares dispuestos para el oyente era paradisiaco cual edén antes del pecado original. Era lógico: en años y años de íntima escucha de nuestra cadena favorita habíamos acumulado muchas ganas de hablar de esa experiencia que sabíamos teníamos en común con alguien, pero no con quién. Aquí vamos a bifurcar este documento histórico, ya que el chat y La pizarra siguieron trayectorias paralelas e interconectadas pero bastante distintas.

 

El chat

Ya hemos dicho que internet era tan joven que muchas cosas aún no tenían nombre. Muchos fueron los que se enteraron del significado de la palabra"chat" pulsando en el botonico con ese nombre que había en la web de Radio 3. El botonico venía acompañado por las instrucciones pertinentes, imprescindibles por la inexperiencia internáutica del público y su vergonzoso desconocimiento del idioma alemán. Pese a las explicaciones, pocos eran los que conseguían llegar a conectarse. Por eso los primeros tiempos fueron duros para los pioneros: conectarse antes de las 18.00 era impensable y la tarifa plana aún no se había inventado. Aún así, inasequibles al desaliento, se pasaban horas y horas solos en el chat esperando compañía. La compañía finalmente llegaba, y aunque nunca fue en gran número, siempre fue grande en entusiasmo, por no decir adicción. Siendo el público del chat muy variado en cuanto a factores demográficos, siempre respondía a lo que esperábamos de un oyente de Radio 3: ese algo. Por cierto, que salvo el comentario de rigor sobre la radio al entrar por primera vez, rara era la ocasión en la que volvía a hablarse de ella. Esta tradición se conserva aún en nuestros días.

Podríamos escribir varios libros con todas las historias que tuvieron lugar entre de los muros gris-azulados del spinchat-#rne (y alrededor de ellos), pero vamos a centrarnos en la institución:

En otoño de 2000, concretamente en 15:23:37 29/Nov/2000 CET si hemos de creer a <CHaN>, tiene lugar otro acontecimiento crucial: el WM de rtve.es decide que ya está bien de hacer el inri con los chats alemanes y registra el canal #rne en la red de irc-hispano. En un detalle que dice mucho de su sensibilidad para con los oyentes, mantuvo el enlace al "chat alemán" en la web de R3 por motivos sentimentales. La pequeña comunidad de chateros de R3 se vio de repente frente a todo un nuevo mundo de posibilidades (como la de golpear con una trucha a sus contertulios), y de miles de canales de chat (¡en español!) al otro lado del tabique. El canal cobra una fuerza desconocida hasta entonces: el irc es mucho más estable que el spinchat, es más fácil de usar y tiene muchas prestaciones. Además algunos locutores como Carlos Pina se animan a entrar de cuando en cuando en el canal mientras hacen su programa o retransmiten un concierto (hola pionera Pilar Socorro) lo que hace que el canal alcance cotas de asistencia aún imbatidas. Por lo que sea, ese fenómeno no fue a más. El canal ha ido siendo olvidado poco a poco por Radio 3 y el único vínculo que queda es el enlace que por ahora sigue presente (desapareció unos meses tras la crisis de La pizarra) en su página oficial, lo que no es excusa para que la fiel comunidad de radiotreseros chateadores se mantenga e incluso crezca día a día en número y en actividad.

 

La pizarra

La pizarra, indiscutiblemente el principal integrador de la consciencia colectiva radiotresera, era más que un foro, en concreto eran dos: La Pizarra de Radio 3 y La Pizarra de la Historia. El segundo estaba pensado para contribuir con los recuerdos propios a escribir la historia de Radio 3 y ayudar a Luis Miguel Pedrero a escribir un libro sobre la historia de la radio musical bajo la supervisión de José Miguel López. El primero era el "foro-foro".

Los principios, como decíamos antes, fueron idílicos: las buenas maneras y el ingenio en los mensajes eran norma. Recordemos que eran los principios de la expansión de internet en España, era este por entonces un entorno aún poco conocido y, aunque fuera por inercia, se conservaban en él las mismas normas de educación que en un lugar público no electrónico. El entusiasmo llevó al intento de creación de la "Asociación de Oyentes de Radio 3" , incluso Manolo Ferreras, encantado con la idea, invitó a su programa "Desde la Bahía" a algunos de los componentes de la nonata asociación. Ya fuera por dispersión geográfica o por la pereza natural de los oyentes de Radio 3, el proyecto no salió adelante. La pizarra siguió su camino creciendo imparablemente en visitas y número de mensajes diarios, y en opinión de muchos muriendo de éxito, ya que se escribían tal cantidad de mensajes sin fundamento alguno que mandaban a la página anterior a mensajes que sí lo tenían, dificultando así cualquier debate de mas de un día. Además el hecho de que no se moderara de ninguna manera también alejó a los escritores más sensibles, desde luego había días en que La pizarra no parecía un lugar muy amigable o con mucho sentido. Aun así seguía siendo un lugar querido por todos los radiotreseros donde regularmente se podían leer cosas muy interesantes; entonces llegó el fin.

Corría el mes de octubre de 2002, La pizarra estaba en su apogeo de popularidad, era el foro más visitado de todos los que alojaba Melodysoft con muchísima diferencia, lo que le colocaba entre los primeros de la internet hispanohablante. También estaba en su cénit de combatividad: acababa de ser eliminado de la parrilla uno de los programas más queridos por la audiencia: "Especia Melange", además la maldita guerra de Irak estaba en gestación. A los clásicos mensajes de "la música de tal anuncio", los de los poetas espontáneos, los vivas a organizaciones armadas de todo tipo y amenazas de quema de poblaciones varias, se unían otros mensajes fuertemente reivindicativos. En lo que pronto se identificó como un afán moderador antes nunca visto en la pizarra, algunos mensajes desaparecían. Esa pizarra que había visto las mayores atrocidades escritas en castellano y otras cuantas lenguas, al parecer no podía soportar un cierto tipo de cosa. ¿Cómo saber qué cosa era aquella? nadie nos dijo nunca que hubiera alguna regla para escribir mensajes. El borrado de mensajes cabreó aún más a los pizarreros, que contestaron haciendo aún más virulentas sus soflamas. El día 23 amaneció excepcionalmente frío, los habitantes de la pizarra se quitaban las legañas y con el primer café de la máquina del curro en la mano pinchaban en su enlace favorito entre los "Favoritos", inocentes ante el desastre que se avecinaba. ¡La pizarra no estaba! Al intentar acceder al foro alojado en Melodysoft, éste hacía amago de cargar (apretar "ctrl + e" para ver algo) pero acababa remitiendo sin remedio a la página principal de R3. Una vez haber repetido el experimento varias veces, convencidos de que no era un fallo informático se pusieron a escrutar la web de R3 en busca de alguna explicación. Aún seguimos esperándola. Al cabo de un mes, después de recibir miles de mensajes de correo electrónico protestando, se colgó una notita en la mejor tradición de la Telefónica: "Disculpen las molestias, estamos mejorando el servicio, el foro pronto volverá a estar activo". Al cabo de un par de meses la notita desapareció y la pizarra se desvaneció de la web de R3 como Trotsky del álbum de fotos de Stalin.

Quedaba sólo elucubrar sobre las razones del cierre. Como ya hemos dicho, el pico de burradas que se pueden decir en una web ya había pasado, así que el motivo debía estar en otra parte. Nos fijamos entonces en el mensaje que especialmente desaparecía una y otra vez: era un corta+pega de esto. Poco después, varias fuentes de Radio 3 off the record reconocían que les habían obligado a cerrar el foro porque se estaban publicando datos personales de empleados de la casa. Al menos conseguimos limpiar el honor de Volpini, en aquel momento bajo sospecha. Y ahora al grano: pase el eufemismo de "empleado"... ¿pero es que acaso no tenemos derecho a saber el currículum de un alto cargo del gobierno?¿Se da cuenta José Antonio de que es nuestro empleado y no el capataz del PP en el cortijo?. desde luego habiendo visto ya el tema Urdaci y toda RTVE con el 20J, el Prestige e Irak, esto parece en comparación una gilipollez, pero quede ahí también para la historia.

En el año 2002, 250.000 visitantes mensuales de La pizarra de Radio 3 fueron acusados de un crimen que no habían cometido, condenados a vagar por internet, no tardaron en organizarse. Si usted oye Radio 3 y si el google los encuentra quizás pueda visitarlos... ratatatata! radiotres.org